10 días en Brasil, Argentina y Chile, a todo Pearl Jam (2013)
Brasil
– 31 de Marzo de 2013.
En 2011 Pearl Jam regresó a la Argentina. En aquel año
prometí con mi amigo Marcos que “cuando sea que vuelvan, los seguimos en la gira”,
como si el futuro acto de seguir a Eddie y la banda pudiese exorcizar miserias
pasadas. Little did we know que iban
a regresar tan pronto, en 2013. Nos sorprendió, nos alegró y nos hizo dudar si
podíamos llevar a cabo la promesa. Como no tengo responsabilidades familiares,
ni financieras, usé mis tarjetas de crédito para pagar pasajes de avión,
hoteles y bastante comida. Le pagué cash
los tickets a un amigo que vive en Sao Paulo él y nos compró las entradas para el
recital, antes que se agoten. Volví a Brasil, después de muchos años, para
visitar amigos y con muchas ganas de vivir Lollapalooza en tierra de Neymar.
La primera pata de la gira sudamericana de Pearl Jam
fue en Brasil y ahí comenzó todo.
Me levanté ese 26 de marzo a las 5:30 a.m para llegar
al aeropuerto y tomar un vuelo que salía a las 9 a .m. El recital era el 31 de
Marzo, por lo cual tenía varios días para conocer Sao Paulo y ponerme al día
con Diego, uno de mis mejores amigos, con quien tengo una amistosa rivalidad
infinita.
Como Diego vive, con su familia, en un muy lindo
departamento, no tuve que gastar en hospedaje; así que con Marcos nos
apoderamos del estudio en ese departamento y ahí generamos nuestra área. Sao
Paulo nos recibió muy bien.

Salimos a caminar y buscar librerías donde yo pudiese
comprar libros de investigación de historieta, así como lo mejor de lo mejor de
la historieta local. Las librerías y comiquerías de San Pablo son muy grossas.
Sao Paulo se me presentó como grande, cinética, una
especie de Buenos Aires de los 90’s con esteroides, moderna, conectada,
desarrollista, consumista, interesantísima, aunque cara para el bolsillo de un
argento en 2013.
A la tarde, buscamos refugio de una lluvia tropical en
una “choperia”, una especie de dinner estadounidense
pero a lo brazuca: gente al paso tomando birra en una barra y comiendo
sándwiches mientras miraban partidos de fútbol; la vida misma.
Mucha caminata, mucha charla, un cortado y un sándwich
de queso a 12 Reales, algunas compras en el supermercado, innumerables y
humillantes chiste de uno para el otro, los 3 Mosqueteros de Ramos Mejía habían
vuelto.
De cena comimos arroz con farofa (un acompañamiento
tradicional derivado de la harina de mandioca) y después nos fuimos a tomar más
cerveza a un bar. Por una Stella de litro pagué 15 Reales, mientras que por una
lata de Guaraná pagué 7 Reales (a veces se me da por rebajar la cerveza con
gaseosa, como una “clarita” a la española).
Noté lo bien que está Brasil desde lo económico y como
sociedad, más allá del “hipo” que pueda tener cualquier país sudamericano.
Brasil invierte todo al Mundial, y a las Olimpíadas, apostando a maravillar a los
capitales extranjeros, para luego recibir inversiones y reemplazar la cantidad
de dinero que el Estado Brasilero se siente obligado a usar, para mejorar la
calidad de vida de sus ciudadanos; y poder finalmente mostrarse como un
confiable país desarrollista, productor de bienes y servicios. Es una jugada
arriesgadísima y espero que les salga bien, y que luego del Mundial y los
Juegos Olímpicos les empiece a entrar el dinero que ya no van a tener, para que
el país siga en el buen camino. Si falla esa atrevida jugada, Brasil se expone
a otra recesión más. Pero bueno, el que no se atreve no gana y Brasil tiene con
qué jugar.
Es una pena que su economía nos resulte tan cara hoy día.
Si no, muchos iríamos todos los años de vacación a Brasil. Están condenados a
que nos guste su país y los respetemos, más allá de las ridículas diferencias
culturales y futbolísticas.
Precios promedio del año pasado:
-
Cortado: 10 Reales.- Barra de Snickers: 4 Reales.
- Chicles Trident: 1 Real.
- Gatorade chico: 8 Reales.
- Red Bull en lata: 10 Reales.
- Coca Cola en lata en kiosco: 4 Reales (2 en Supermercado).
Finalmente nos preparamos con ir con Marcos rumbo al
predio donde se desarrollaba Lollapalooza Brasil 2013!
En ese primer paso de Pearl Jam en su nueva gira
latinoamericana, la banda de Eddie, Stone y Jeff la rompieron y, además de un
buen set list, el público brasilero
agita mucho y es casi tan bueno como el argentino.
La organización de baños y expendio de comida también
estuvo a la altura del evento.
Me sorprendió la calma y el orden que hubo a la
llegada al predio (resguardado con cientos de agentes de seguridad privada,
todos con chombas negras y prolijamente rapados, que te daban cero ganas de
bardearla) y a la salida.
La coherencia del Estado Brasilero (al menos las
autoridades que gobiernan Sao Paulo) hizo extender una hora más el horario del
cierre del subte, para que todos nos volvamos en subte a nuestras casas. Todo
en orden y progreso, pagando boletos y sin saltar molinetes. Sao Paulo es una
ciudad en serio y está lejos del desastre.
Esa madrugada regresamos al departamento de Diego,
hablamos un poco más y por la mañana nos tomamos el vuelo de regreso a Buenos
Aires. Fue un viaje relámpago de concierto + amigos, que me ayudó a visitar al
país hermano al que siempre quiero volver.
Teníamos un día para descansar y trabajar en Buenos
Aires, y prepararnos para el 3 de abril, cuando Pearl Jam tocó nuevamente en
Argentina.
Argentina
– 3 de Abril de 2013.
Llegamos a Buenos Aires. Trabajamos un día, descansamos
poco y nada, y ya estábamos en el auto con Marcos y Fede yendo al Pepsi Music,
que anfitrionaba a PJ.
El festival claramente se llamó así porque no podía usar el nombre Lollapalooza al no cumplir con los mínimos requisitos de la marca. El problema es que ese día, el predio no cumplía con los mínimos requisitos de cualquier recital. Después de dos días de lluvias, el área cercana al campo estaba mal iluminada, no tenía señal de celular, no tenía una lógica cantidad de baños químicos y el campo era un lodazal.
El festival claramente se llamó así porque no podía usar el nombre Lollapalooza al no cumplir con los mínimos requisitos de la marca. El problema es que ese día, el predio no cumplía con los mínimos requisitos de cualquier recital. Después de dos días de lluvias, el área cercana al campo estaba mal iluminada, no tenía señal de celular, no tenía una lógica cantidad de baños químicos y el campo era un lodazal.
Por militancia y afinidad Ramonera, Pearl Jam tiene
una gran conexión con el público argentino, pero sobre todo por cómo agita la
gente cuando viene la banda de la mermelada de perla.
La gente canta absolutamente todo, la sinergia es increíble,
Eddie estuvo acá en 1996 y fue amor a primera vista, y Jeff es íntimo amigo de
Fabricio Oberto, con lo cual la banda tiene muchas variables de vínculo con
nuestro país. Aunque lo que más pesa es el amor, se siente el amor y eso no se
mide.
La monada local explotó con Release y alcanzó un nivel supernova con Even Flow. Dos horas de recital más tarde, y con Eddie cada vez más
conectado con la gente, maravillado, emocionado, convocado; el show cerró con Alive y Porch. Después de tanto agite, viajes y barro, no dábamos más y nos
retiramos empapados de lodo. A las 48 hs nos teníamos que ir a Chile a
experimentar la tercera pata de la saga.
Chile – 6 de Abril de 2013
Santiago de Chile es una ciudad donde me siento cómodo
y a la que tranquilamente puedo volver. Y en menor medida lo mismo se aplica a
todo el país. Por eso regresé sin dudar en Abril de 2013, siguiendo a Pearl Jam
en su gira latinoamericana.
Visité Chile por primera vez en 2009, con una ex, y
nos esperaba un auto privado para llevarnos al hotel. En 2013 fue el turno de
viajar con uno de mis hermanos de la vida y tomarnos una combi en la puerta de
la terminal, que nos dejó en pleno centro (Estación de Los Héroes) por 3
dólares.
El viaje de 30 minutos nos ubicó entre el Barrio
Bellas Artes (que de bello sólo tiene el nombre) y el Barrio Brasil. Ambos
lugares eran parecidos al Barrio de Constitución en Buenos Aires, razón por la
cual decidimos seguir caminando por la Avenida Providencia, rumbo a la comuna
de mismo nombre. Los hostels en el barrio Brasil eran baratos, pero ese lugar
era complicado de noche, y como veníamos medio de lujo siguiendo a una banda,
por qué íbamos justo a regatear el mango en el lugar donde dormir y dejar
nuestras cosas…
Después de caminar bastante por la Avenida Isidoro
Goyenechea, la Avenida Providencia y la Avenida 11 de Septiembre, decidimos
quedarnos en el Hotel Las Flores: ubicado en Av. Antonio Varas 423, en el
Barrio de Providencia. La zona es ideal y el hotel de tres estrellas era muy
bueno. Entre dos pagamos 92 U$ por noche con desayuno incluido. La habitación
tenía dos camas, baño con todos los servicios, ventilador, tv con cable, era
limpio y seguro. Lo necesario ;)
Una vez que nos registramos, fuimos a comer a un
comedero, a unas tres cuadras, llamado “Donde Panchito”, en la Avenida Varas
casi 11 de Septiembre; y nos clavamos ensalada + lasagna + pan + vaso de
gaseosa + una manzana, todo por 5 dólares. Raro el menú del día y raro el
precio. Sostengo la idea de que Santiago no es más caro que Buenos Aires.
Por la noche, fue hora de caminar un poco más por
Providencia. Yo cené una hamburguesa con Red Bull por 16 dólares y tomé un
porron de cerveza Kuntzmann por 7 dólares, aunque todos los locales
recomendaban tomar su particular bebida local llamada “Terremoto” (que mezcla
vino tinto y helado). Me abstuve.
De noche está bastante bien caminar por Las Condes,
pero si sos muy Nac & Pop seguramente te guste visitar “La Piojera”, que es
un boliche con autentico sabor local.
En el segundo día, me fue imposible no pasar por un Domino
Pizza para almorzar antes de ir al recital de Pearl Jam en el Parque O’
Higgins. Aunque pagar 23 dólares por una pizza grande de tres toppings + coca
de litro y medio + una caja de panes de ajo, pueda parecer mucho, a veces la
felicidad sólo sale ese dinero ;)
Para llegar al mencionado Parque tomamos el
Transantiago Metro, que está aún mejor que cuando lo tomé en 2009. Aunque el
pasaje de subte de 1,30 dólares pueda parecer caro, cuando se ve la inversión
en la red de subte, se puede comprender el monto cobrado (si tenés 1,30 dólares
para pagar por viaje…).
Cuatro años y tres meses más tarde, el país estaba
casi igual desde lo estético, pero políticamente ya estaban muy desanimados con
Piñera (lógico, duh) y esperaban ansiosamente el regreso de Bachelet. De todas
formas, a los chilenos – y su capital – los vi iguales que antes:
imperturbables, limpios, civilizados, fachos, etc.
Una vez que llegamos al Parque, notamos que la
organización y el predio eran dignos de Disney, totalmente lo opuesto al caos
que fue la organización de Buenos Aires. La propiedad era limpia, todos los
empleados estaban uniformados, los controles eran rigurosos pero fluidos, la
cartelería era muy buena y el clima era ideal. El sol brillaba a las 4 de la
tarde y de a poco se empezaba a juntar gente frente a los escenarios donde
empezaban a tocar las bandas.
Estábamos debatiendo con Marcos a qué escenario
deberíamos ir, cuando de repente empezó a sonar una banda con mucha fuerza,
rock, funk y algo de blues. Sonaba The Alabama Shakes y su cantante nos atrajo
como una sirena. En poco tiempo nos pusimos a comentar, con los que nos
rodeaban, lo bien que rockeaba “la gorda” de los Alabama. Britanny Howard es la guitarrista, cantante y frontman
de la banda. Esa mujer es puro rock, pura energía en estado sólido y como una
médium que canaliza a Janis Choplin para el siglo XXI. No pude evitar mirar
todo el show y comprarme una remera como recuerdo de ese satori, ese nuevo despertar rockero.
Después vimos a The Hives y digan lo que digan de
Pelle Almqvist, el chabón es un entertainer hecho y derecho, y la banda deja
mucho en escena. También vimos un poco de los Kaiser Chiefs y Queens of the
Stone Age, bandas que suenan muy bien, pero a mí particularmente no me
movilizan.
Hasta que llegó el momento de Pearl Jam. Con ese
último recital yo sabía que se terminaba todo, pero era como lamentar que
terminaba el Mundial antes de jugar la final. Y la banda de Eddie salió con
todo. Arrancaron con Release y por
cerca de dos horas no pararon de tocar.
Más allá de lo bien que suena, destaco que siempre
están ocupados con la seguridad del público y que un poco la nota del recital
fue cuando invitaron a un flaco cualquiera a tocar con ellos, y el chilote los
siguió muy bien tocando la viola. Ese pibe puede morir en paz ;)
Con Alive y Baba se fue terminando el recital y la
gente se empezó a alejar. Después de haber experimentado los tres países y
shows, el balance final es el siguiente: en Brasil estuvo todo bastante bien
organizado, sobre todo lo que compete a la organización afuera del estadio (y
la banda tocó bien). En Argentina se tocaron todo y la monada enloqueció, pero
la organización del evento fue la peor que ví en mi vida. Finalmente, en Chile
el predio fue lo mejor, PJ tocó bien, pero el público agitó poco, y con eso se
pierde mucho…
Una de las principales diferencias entre los tres
recitales, es el tipo de gente que fue a Lollapalooza – Chile, eran todos clase
media-alta, clase alta, o extranjeros; muy lejos del sacrificado argento a
brasuca que hace lo que sea para tener su entrada e ir a agitar con los riffs
de Even Flow.
La salida fue un poco accidentada por la cantidad de
público que había y la impericia de los carabineros, a la hora de manejar una
horda agotada después de un recital…(cosa que un servicio privado en Brasil
supo lograr sin transpirar y con el máximo respeto).
Finalmente llegamos al hotel, armamos los bolsos y nos
preparamos para el regreso al otro día. En teoría, la vuelta iba a ser como
cualquier regreso a casa después de una vacación…hasta que mientras comprábamos
cosas en el Freeshop del aeropuerto de Santiago, Marcos me dice: “Ese pelado es
el plomo de la banda”. Mientras encaraba al pelado, también pensaba: “¿Y Marcos
cómo carajos conoce a este plomo”. Cuando hablo con el plomo, le pregunto:
“¿Dónde está la banda?”. “Por ahí”, me responde cuando escucho casi un susurro
que salió de la boca de Marcos que pareció ser “Eddie”. Y ahí apareció Eddie
Vedder.
Eddie para mí es un role model. Es el pibe al que le pasó de todo (a nivel familiar,
personal y muchos etc) y supo convertir ese dolor en arte, en creación,
mantener una cierta cordura discursiva con el paso de los años, un buen estado
físico y una impronta a veces hasta amenazadora. Eddie es creación y furia
contenida que se canaliza a través de la música, su familia, sus amigos, el
escabio y el surf. El resto es todo gilada.
Ed inicialmente pasó entre los 8 fans que lo
rodeábamos y dijo que no tenía tiempo (el resto de la banda andaba cerca pero
en un estado muy agreta). Cuando se acercó a ver los horarios de su vuelo, vió
que eramos nada menos que 8 giles y le volví a insistir con un: “Eddie, we followed you guys through Brazil,
Argentina and now Chile. A picture means a lot to us”, el flaco se dio
vuelta y me dijo: “ok”. Me cruzó el brazo y me saqué la foto con él. Después le
saqué una foto a Marcos…y no le pude decir nada más. Yo que soy un tipo
bastante bocón, ese día me quedé sin palabras. Fue mucho. Fue muy repentino. Y
además lo ví humano. Lo ví más petiso que yo, con arrugas, teñido…cansado,
humano. Me hubiese encantado poder decirle todo lo que escribí más arriba, pero
a veces la vida te sorprende y uno sólo llego hasta cierto punto. Quizás nos
volveremos a ver algún día y le podré decir un extenso “gracias”.
Eddie hasta le llegó a regalar una púa de guitarra a
Marcos, y en un instante el resto de la banda desapareció (Matt no estaba,
Stone es muy amargo – lo encaré 2 veces – y McReady…mete un poco de miedo, tipo
“pibe, no me vengas a joder”…con una sola mirada).
Después nos cruzamos 5 veces a Jeff Ament (hasta en el
baño) y yo ya lo jodía con que nos deje de seguir. Jeff sí fue el más humano de
todos. Se sacó una foto con todos y preguntaba: “¿Está bien? ¿No quieren una
más por las dudas?”. Otro pibe humilde que se crió en la loma del orto y a base
de distintos tipos de música, skate y buenos amigos/decisiones, llegó a donde
llegó. Eddie es uno de mis ídolos, pero Jeff sería amigo.
Y volvimos, y no la podíamos creer, y comencé a re
pensar segundo a segundo cómo se dio todo y qué podría haber hecho o no…y ya
estaba, ya había pasado, y gracias a Odín que pasó.
La idea de seguir a Pearl Jam fue una locura. Una de
esas locuras que uno hace sin pensar demasiado e intentando equilibrar la
balanza por algunas cosas chotas que nos habían pasado. Pero gracias a Zeus por
las locuras, por los sueños, por las tarjetas de crédito, por los amigos
incondicionales y por el compañerito de sala verde que me dijo en instancias distintas:
“Dale, sigamos a la banda” y “Ese es el plomo de la banda”. Para mí esas frases
las pongo al lado de “la pelota no se mancha”.
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