Viaje
Grunge y Salomónico a Brasil (2013).
En 1993 me
mudé a Miami por el trabajo de mi viejo. Aunque en ese año empecé comiendo con
mi hermano en la escalera, al año siguiente ya nos habíamos hecho algunos
amigos y nos sentábamos en una mesa llena de latinos, en la clásica cafeteria de un High School
estadounidense. Un día se me acercó un colombiano y me dijo si le podía
interpretar las canciones de Divididos porque no las entendía. Le comenté que
ni los propios argentinos entendíamos las letras de “la aplanadora del rock”,
aunque nos encantaba la banda. Ahí nos pusimos a hablar de música y el joven
Iair me pregunta: ¿Te gusta Pearl Jam? Debo confesar que en el 94’ la había escuchado pero no le
había prestado atención, yo era más afín al palo hard core del Soundgarden
inicial. Al otro día Iair me trajo un cassette grabado de “Ten”. Llegué a casa
y me lo puse a escuchar. Once, Even Flow,
Alive, Jeremy, Release, se me tatuaron al cerebro y la angustia y furia adolescente
que me entró todavía permanece viva, aunque ya está cada vez más teñida de
nostalgia. Ese fue mi despertar Grunge. Musicalmente para mí, ya nada sería
igual.
Me gustaba
Nirvana, me encantaba Soundgarden, pero amé a Pearl Jam desde ese día en
adelante. Todavía conservo el cassette. Gracias Iair, dónde sea que estés.
En 2011 Pearl
Jam regresó a la Argentina. Prometí
con mi amigo Marcos que “cuando sea que vuelvan, los seguimos en la gira”. Little did we know que iban a regresar
tan pronto, en 2013. Nos sorprendió, nos alegró y nos hizo dudar si podíamos
llevar a cabo la promesa. Como no tengo responsabilidades familiares ni
financieras, usé mis tarjetas de crédito para pagar pasajes de avión, hoteles y
bastante comida. Los tickets se los pagué cash
a un amigo que vive en Sao Paulo y nos compró las entradas para Lollapalooza
antes que se agoten.
Volví a Brasil, después de muchos años, para visitar amigos y con muchas ganas de vivir Lollapalooza en tierra de Neymar.
Volví a Brasil, después de muchos años, para visitar amigos y con muchas ganas de vivir Lollapalooza en tierra de Neymar.
Me levanté
ese 26 de marzo a las 5:30 a.m para llegar al aeropuerto y tomar un vuelo que
salía a las 9 a .m.
El recital era el 31 de Marzo, por lo cual tenía varios días para conocer Sao
Paulo y ponerme al día con Diego, uno de mis mejores amigos, con quien tengo
una amistosa rivalidad infinita ;)
Como Diego
vive, con su familia, en un muy lindo departamento, no tuve que gastar en
hospedaje; así que con Marcos nos apoderamos del estudio en ese departamento y
ahí generamos nuestra área. Sao Paulo nos recibió muy bien.
São Paulo, también conocida como San Pablo en el área del Río de la Plata, tiene 20.893.053 habitantes, según los datos del censo 2010, y es la segunda metrópoli del continente.
São Paulo, también conocida como San Pablo en el área del Río de la Plata, tiene 20.893.053 habitantes, según los datos del censo 2010, y es la segunda metrópoli del continente.
Sao Paulo
es también el principal centro financiero de Brasil. Muchos opinan que es la mejor ciudad
para hacer negocios en América Latina. También
es llamada por los brasileños como la ciudad que no puede parar.
Un lugar destacable de esta Megapolis, es la Avenida Paulista: verdaderamente imponente y la Rodeo Drive de Sao Paulo. Esta avenida es el núcleo de esta metrópoli y el auténtico centro financiero, comercial y cultural de la ciudad. Empresas, bancos, los principales hoteles, hospitales, consulados, tiendas y museos se concentran en esta calle transitada por miles de personas todos los días. Además de ser un centro de entretenimientos y negocios, es un importante eje vial, porque conecta otras importantes avenidas de la ciudad. Por esta avenida nos metimos para tomar café y rastrear librerías/comiquerías donde comprarme cosas.
Un lugar destacable de esta Megapolis, es la Avenida Paulista: verdaderamente imponente y la Rodeo Drive de Sao Paulo. Esta avenida es el núcleo de esta metrópoli y el auténtico centro financiero, comercial y cultural de la ciudad. Empresas, bancos, los principales hoteles, hospitales, consulados, tiendas y museos se concentran en esta calle transitada por miles de personas todos los días. Además de ser un centro de entretenimientos y negocios, es un importante eje vial, porque conecta otras importantes avenidas de la ciudad. Por esta avenida nos metimos para tomar café y rastrear librerías/comiquerías donde comprarme cosas.
No éramos
los únicos boludeando. El turismo hace circular en la ciudad cerca de R$ 8,3
miles de millones por año en viajes, hospedaje y transporte terrestre y aéreo. Y quienes viven ahí todo el año cuentan con una ciudad con una gran vida nocturna debido a que Sampa tiene muchísimos bares y boliches, sumado a 280 salas de
cine y 50 tipos de estilos culinarios.
Así fue que en ese primer día, después de almorzar unas hamburguesas caseras y tomar varias Heineken, nos fuimos a recorrer Sao Paulo usando su gloriosa red de subte (limpia, segura, eficiente, un poco colmada y con maquinas expendedoras de libros donde uno paga lo que considera justo). Una de las razones que motorizaba nuestra caminata paulitana, era encontrar buenos libros vinculados a la historieta local y también comprar algo del nuevo cine brasilero.
Así fue que en ese primer día, después de almorzar unas hamburguesas caseras y tomar varias Heineken, nos fuimos a recorrer Sao Paulo usando su gloriosa red de subte (limpia, segura, eficiente, un poco colmada y con maquinas expendedoras de libros donde uno paga lo que considera justo). Una de las razones que motorizaba nuestra caminata paulitana, era encontrar buenos libros vinculados a la historieta local y también comprar algo del nuevo cine brasilero.
Sao Paulo se
me presentó como grande, cinética, una especie de Buenos Aires de los 90’s con
esteroides, moderna, a veces de elite a veces normal, conectada, desarrollista,
consumista, interesantísima, aunque cara para el bolsillo de un argento en
2013.
A la tarde,
buscamos refugio de una lluvia tropical en una “choperia”, una especie de dinner estadounidense pero a lo brazuca:
gente al paso tomando birra en una barra y comiendo sándwiches mientras miraban
partidos de fútbol, la vida.
Mucha
caminata, mucha charla, un cortado y un sándwich de queso a 12 Reales, algunas
compras en el supermercado, los 3 Mosqueteros de Ramos Mejía habían vuelto.
De cena
comimos arroz con farofa (un acompañamiento tradicional derivado de la harina
de mandioca) y después nos fuimos a tomar más cerveza a un bar. Por una Stella de
¾ pagué 15 Reales, mientras que por una Guaraná pagué 7 Reales (a veces se me
da por rebajar la cerveza con gaseosa, como una “clarita” a la española).
Como tengo 2
de mis mejores amigos viviendo en Brasil (Diego en Sao Paulo y Martín en
Guaraparí), decidí ser salomónico y dividí la cantidad de días que iba a estar
con cada uno, en partes iguales. Así que el 27 me desperté a las 5:30 a.m para
desayunar y tomar un avión en el aeropuerto de Conghonas. Mi vuelo, con destino
a Vitoria, salió a las 8:30 a.m y volé por cielo brasilero por una hora. Cuando
llegué al aeropuerto, me tomé un taxi (32 Reales) hasta la Terminal
(Rodaviaria) de Buses de Vitoria, para tomarme un bondi (de la empresa Alvarada a 13 Reales)
hasta Guaraparí.
Finalmente
apareció mi otro amigo en tierras brasileras: Martín. De la terminal me llevó con
el auto para Praia Setiba, donde armó su propio restaurant y hostel: Playeros,
ubicado en Avenida Vitoria, 2000 – 29222-130 Guarapari.
Son muchos
los que dicen: “Cómo me gustaría mandar todo a la mierda, ponerme un hostel en
Brasil y vivir en la playa”. Bueno, Martín es uno de esos pocos seres que
arriesga absolutamente todo para ir atrás de un sueño. Sueño que es una
realidad y donde lo encontré viviendo en paz, en un lugar casi ideal.
Guaraparí es una tranquila ciudad costera de Espírito Santo, Brasil. Es parte de Vitoria y está a 47 kilómetros al sur de la ciudad de Vitoria. El área es de 592 km² y tiene cerca de 105.000 habitantes. Es una ciudad principalmente utilizada por el turismo local, pero que no debería ser desestimada por el turista internacional que quiere relajar.
Guaraparí es una tranquila ciudad costera de Espírito Santo, Brasil. Es parte de Vitoria y está a 47 kilómetros al sur de la ciudad de Vitoria. El área es de 592 km² y tiene cerca de 105.000 habitantes. Es una ciudad principalmente utilizada por el turismo local, pero que no debería ser desestimada por el turista internacional que quiere relajar.
Con
grandes playas curvas de arena blanca, Guaraparí es parte de la costa que
incluye a Vila Velha y Vitoria, de donde se destaca la playa donde paré yo: Setiba, una reserva natural en
perfecto equilibrio ecológico, que cuenta con una importante población de aves,
cangrejos y tortugas marinas.
Una vez que
llegué al hostel, desempaqué y en seguida me puse a trabajar. Martín es un
excelente cocinero. Muchísimo de lo que se, a la hora de cocinar, lo aprendí de
él. Como ahora tiene una cocina muy equipada a su disposición, después de pasar
por un supermercado para comprar stock para los clientes del fin de semana, nos
metimos en su súper cocina y preparamos varias ensaladas, camarones frescos
cocidos al disco, y los bajamos con cerveza. Día de sol, vista a la playa,
amigos, cocina casera de primer nivel, la vida es eso mismo.
Incluso con
la puesta de sol, cuando quienes viven en el hostel se tuvieron que poner a
laburar para los clientes del próximo día - y por qué no de esa noche - yo me
fui a caminar, meditar, tomar fotos, juntar una jauría de perros abandonados
que rápidamente se hicieron amigos y ver cómo venían las olas para ver si me
animaba a surfear después de mucho tiempo.
Más allá de
que quería ver a uno de mis hermanos de la vida, también necesitaba descansar.
Mochilear y aventurear me encanta, pero también es necesario bajar un cambio.
En esa primera noche dormí 9 horas seguidas y desayuné un cortado con cookies
caseras recién sacadas del horno. Una prima de Martín tenía una panadería en Londres.
A la panadería no le iba tan bien y ella necesitaba un cambio. Cuando se enteró
que Martín abrió “Playeros” en Setiba, negoció con él y se fue a vivir al
hostel y ser la panadera oficial por un largo tramo. Los dulces que cocinaba “Jen-Jen”
son la gloria misma.
Casi
completamente aislado del mundo, sólo a veces agarraba señal con la tablet de Martín para chequear mi
Facebook o ver qué catzo pasaba en el mundo (Ej: la muerte de García Ferre),
mientras yo sólo dormía, leía, corría y morfaba en el paraíso que uno de mis
mejores amigos supo construir.
Martín es
una de las pocas personas que admiro completamente. Me supera en casi todo y es
un excelente amigo, consultor financiero y maesse de cocina. Así que cuando me
veía aburrido leyendo “Guia Politicamente incorreta da America Latina”, me
llamaba a la cocina para que lo ayude a cocinar; lo cual para mí es un placer
porque Marty sabe en serio. Entre los dos sacamos un pollo al maracuyá con una
ensalada tropical, que incluía mango, pepino, palta, zanahoria y tomate. Además
del siempre presente arroz con feijoao (porotos negros).
Después de
almorzar, ver como algunos huéspedes hacían kite-surf
y poder correr 8 km
por la playa, me tiré a nadar y luego a leer “A Historia dos Quadrinhos do
Brasil”. La vida en Setiba era básica…y perfecta. Alrededor de las 7 p.m,
también venía un amigo de Mary Jane y con eso como aperitivo nos preparábamos a
cenar (Costillas de cerdo, con papas caramelizadas y suco de Aceroa).
Ya en mi
tercer día, era uno más ayudando en el hostel y logré conocer bastante de
Guaraparí. Aunque parece un pueblo, es una ciudad hecha y derecha. Ese día
decidimos hacer empanadas de pez con curry, de jamón y queso, y luego bajarlas
con caipirinhas. Aunque todo lo preparábamos pensando en los clientes, como
buenos cocineros probábamos todo lo que hacíamos ;)
Para bajar
el almuerzo me fui a explorar y encontré la Lagoa de Carais, donde el océano atlántico
pasa por arriba de la arena y se mete en la laguna, para aumentar su caudal,
cuando sube la marea. Hermoso lugar.
Después de
haber caminado casi dos horas, volví al hostel para ayudar a cocinar unos
sándwiches BLT y aprender a hacer alfajores (los surfers locales comen muchos
sándwiches con sus cervezas y flashean con los alfajores con cortado).
Mezclando
hip-hop de los 90’s, Calle 13, salsa de los 90’s y finalmente Buena Vista
Social Club, me pasé la tarde cocinando, hablando de inversiones y haciendo de
DJ, hasta que nuevamente nos sorprendió el ocaso con un agradable fresco climático.
La
exaltación báquica era a toda hora. Relajábamos un rato, comíamos, hablábamos,
y después volvíamos a cocinar para los huéspedes que podían venir a la noche
(además de nosotros porque después del aperitivo de la tarde, siempre nos agarraba
hambre ;) Así que preparamos tapas de humus, distintos quesos, feijoao con
bacon y unas milanesas de berenjena. Todo bajado con mango con ron.
Por las
noches, como soy demasiado noctámbulo – y yo no me tenía que despertar temprano
– me clavava una o dos películas. La producción brasilera “Os 3” me gustó mucho más que otras
producciones de Hollywood (como Shame),
que aunque tienen mucha inversión, a veces su relato termina con gusto aguado.
Playeros es
un restaurant/hostel simple pero muy cómodo. La clave es que el lugar está
construido por sus dueños. En su año “0”, Martín venía caminando con su socio y
dijo “que lindo reciclar ese restaurant abandonado en la playa y poner uno
nuevo con hostel”. Al año siguiente, parte de su familia ayudaba en la
construcción, los socios armaban muebles e instalaciones de todo tipo, gestaban
el marco legal, sumaban a Jen-Jen y armaban un menú práctico para los que
vienen a disfrutar de un día de playa, y también para los que deciden quedarse
unos días. Yo amaba desayunar todos los días con un cortado y un jugo de fruta
distinto (goiaba, melacia, mamao, maca, kaqui, etc).
Además de la
barra para comer adentro, afuera hay muchas mesas y reposeras donde uno puede
descansar y comer (y todos los muebles los construyeron de materiales
reciclados y quedaron mejor que unos nuevos). Las habitaciones para parejas o
compartidas son todas nuevas y todas tienen lockers y ventiladores, porque el
aire acondicionado ahí no es necesario. Por la noche incluso hay que abrigarse.
Playeros
tiene casi dos playas privadas porque al estar en la punta de Praia Setiba, una
formación rocosa separa a la amplia playa surfer, de otra más tranqui. Ir a esa
ciudad y al hostel de Playeros es para desconectarse en serio. Es para ir en
pareja o para recuperarse de un “estresaso”. No hay que buscar diversión, la
diversión aparece sola, o simplemente uno se queda ahí para reponerse y volver
renovado a la jungla de concreto.
El 31 de
Marzo me despedí de todos y volé de nuevo hacia Sao Paulo, para ir a ver a Pearl
Jam, y pasar algunos días con Diego y Marcos.
De regreso a
Sao Paulo noté lo bien que está Brasil, más allá del “hipo” que pueda tener
cualquier país sudamericano. Brasil invierte todo al Mundial y a las
Olimpíadas, y apuesta a maravillar a los capitales extranjeros para que ellos
inviertan en el país. Así el Estado Brasilero dejaría de sentirse obligado a invertir
en bienes y servicios para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos y se
mostraría como un confiable país desarrollista y productor. Es una jugada
arriesgadísima y espero que les salga bien, y que luego del Mundial y los
Juegos Olímpicos les empiece a entrar el dinero que ya no van a tener para que
el país siga en el buen camino. Si falla esa arriesgada jugada, Brasil se
expone a otra recesión más. Pero bueno, el que no arriesga no gana y Brasil
tiene con qué jugar.
Es una pena
que su economía nos resulte tan cara hoy día. Si no muchos iríamos todos los
años de vacación a Brasil. Están condenados a que nos guste su país y los
respetemos, más allá de las ridículas diferencias culturales y futbolísticas.
Precios
promedio del año pasado:
- Cortado: 10 Reales.
-
Barra de Snickers: 4 Reales.- Cortado: 10 Reales.
- Chicles Trident: 1 Real.
- Gatorade chico: 8 Reales.
- Red Bull en lata: 10 Reales.
- Coca Cola en lata en kiosco: 4 Reales (2 en Supermercado).
Finalmente
llegué a Sao Paulo y después de pasar una tarde de Los 3 Mosqueteros de Ramos en
el Barrio Chino de Sampa, nos preparamos con ir con Marcos rumbo al predio
donde se desarrollaba Lollapalooza Brasil 2013!
En ese primer
paso de Pearl Jam en la gira, la banda de Eddie, Stone y Jeff la rompieron y,
además de un buen set list, el
público brasilero agita mucho y es casi tan bueno como el argentino.
Me
sorprendió la calma y el orden que hubo a la llegada (con cientos de seguridad
de prolija chomba negra y cabezas afeitadas, que no te daban ganas de bardearla
ni un poco) y a la salida. Al ingreso y al egreso todo fue controlado por un
personal que parecía sub contratado pero que era de primer nivel. La coherencia
del Estado Brasilero (al menos el que gobierna Sao Paulo) hizo extender una
hora más el horario del cierre del subte, para que todos nos volvamos en subte
a nuestras casas. Todo en orden, pagando boletos y sin saltar molinetes. Sao
Paulo no será una “ciudad con buena gente”, pero es una ciudad en serio.
Esa
madrugada volvimos al departamento de Diego, hablamos un poco más y por la
mañana nos tomamos el vuelo de regreso a Buenos Aires. Fue un viaje relámpago de
concierto + amigos, que me ayudó a visitar al país hermano al que siempre
quiero volver, a encontrarme con hermanos de la vida y a seguir a la banda a la
que seguiría una semana más pero por Buenos Aires y finalmente Santiago de
Chile (con una cereza de la torta de la que en breve voy a escribir). La
Vanguardia Grunge es así!
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