Desde Guatemala hasta Honduras: un acto II de
12 días (2005)
El 3 de febrero entré en Centroamérica
a través de Guatemala. Después de haber cruzado a pie, y en medio de la noche, una
jodida frontera, luego de haber viajado en el micro más jugado en el que he estado (y
eso que viajé muchas veces en el furgón del Sarmiento); llegué a la madrugada a
Guatemala City (centro neurálgico de todo, en ese país) y de ahí me tomé un
micro hasta Antigua.
Antigua, en Guatemala, es una
cordial y atractiva localidad situada en el macizo central guatemalteco. Es
famosa por su arquitectura española del siglo XVI, así como por sus calles
empedradas. La ciudad se sitúa bajo los volcanes Agua, Fuego y Acatenango. Es
recomendable subir a sus cumbres para disfrutar de sus vistas fantásticas sobre
la ciudad. También es muy recomendable pasear por sus calles o subirse a un tuk tuk (tricicleta) y dar vueltas
alrededor de la zona de San Agustín, el Palacio municipal y la Catedral; o bien
recorrer el Parque central. En
1979, la UNESCO le otorgó – a dicha ciudad - el título de Patrimonio de la
Humanidad; lo cual ha impulsado a las autoridades locales a conservar su
particular entorno. En sus calles empedradas puede encontrarse una gran
variedad de Hoteles, Restaurantes, Bares, Discotecas, Museos, y muchos
atractivos más que la han hecho una ciudad muy visitada por turistas nacionales
y principalmente internacionales.
Cuando bajé del micro, me hospedé en
el Hotel El Viajero (a 4 cuadras de la terminal de buses, sobre la 3era calle
poniente, a 30 metros
de la Calzada Santa Lucía) y ahí mismo me comí mi primer pepián de pollo con
arroz y una sopa de verduras. Evité las empanadas fritas de banana y piña
porque ya venía castigado de la comida de México, y le debía un poco de
descanso a mi estomago. Antigua es muy linda, segura, colonial, turística y
adecuada para ir a relajarse. Me quedé un día, recorrí mucho y sobreviví
comiendo sopas Maruchan, para ahorrar, mientras andaba rodeado de gringos y los
scooters de 3 ruedas. Antigua es un lugar donde uno debe quedarse dos o tres
días para descansar y conocer lo que la ciudad, y sus alrededores, tienen para
ofrecer.
A las 8 a .m del día siguiente seguí
camino para Panajachel. Este es un pueblo pegado al Lago Atitlán,
principalmente turístico, con muchos habitantes indígenas que comercian su
manufactura, y admirables lugares naturales para explorar. El lago es hermoso y
el agua es helada, pero cuando uno nada cerca del volcán Pacaya, te pasan
corrientes de agua casi hirviendo que no sólo queman un poco, sino que te sorprenden
cuando estás rodeado de agua fría, en medio de ese sobresaliente paisaje. En
este pueblo vale la pena quedarse al menos 2 días para relajar y conocer todos
los alrededores naturales.
Panajachel se encuentra en el altiplano Guatemalteco a 1500 mts de
altura y ofrece una vista extraordinaria de los volcanes San Pedro (3000 mts),
Toliman (3200mts) y Atitlán (3500 mts), que sirven de marco al Lago Atitlán.
En esta parte del recorrido, alquilé
una lancha con unos franceses y no sólo nadamos en el mencionado lago, sino que
nos fuimos hasta el volcán San Pedro (activo y cercano, como el Pacaya), para
pasarle cerca y ver qué onda. La visita fue atrayente, pero lo realmente único
es nadar en el Attilan y pasarle lo más cerca al Pacaya posible; y experimentar
lo máximo de calor que sus cuerpos puedan resistir.
Cuando mochileo, siempre me llevo
bien con los franceses y los ingleses. Tienen una forma muy relajada, y no
impostada, de recorrer; y por eso suelo pegar buena onda. Para mochilear por
Centroamérica, se recomienda llevar siempre algo de comida y agua (porque no
siempre venden comida en todos los lugares donde uno puede pasar) y también
insisto con ir al baño cuando uno puede (porque no todos los buses o locales tienen
baños). Un dato muy particular del uso de los buses en Centroamérica, es que no
viajan de noche. Los micros sólo operan a la luz del sol. Cuando pregunté el
por qué, la respuesta siempre fue la misma: “Por los bandidos, señor”. Y en mi
imaginario geek se disparó una mezcla de bandidos del oeste a la Centroamérica,
y por qué no vampiros centroamericanos ocultos en la noche selvática ;)
Después de Panajachel, seguí rumbo
hasta el pueblo de Flores. Rumbo a las Ruinas de Tikal (a las que ubico en el
puesto 3 de ruinas latinoamericanas). Hasta Flores llegué en un bus “gallinero”,
desde Antigua, porque el viaje no era tan largo y viajé con gente de trabajo,
con quienes compartí mis barras de cereal y comí su arroz con frijoles rojos. Flores
es tranquilo, austero, barato; es un pueblo que vive del turismo de las ruinas
de Tikal. En este lugar se puede dormir, comer, descansar y visitar las ruinas
por precios accesibles. Es un buen punto de descanso al paso.
La isla de Flores, antiguamente
llamada Tayasal, está ubicada en el lago Peten Itzá. Luego de varios
infructuosos intentos de convertir a los indígenas al cristianismo, los
españoles destruyeron Tayasal en el siglo XVI y el territorio quedó abandonado hasta
el siglo XVIII. Actualmente se la llama isla de Flores, en honor a Cirilo
Flores, uno de los primeros "independentistas" de Guatemala. Aunque
es pequeña, posee restaurantes, hoteles, locales de artesanías, etc. La ciudad
de Flores esta engranada hacia los turistas que visitan las ruinas de Tikal,
ubicadas a 65km de distancia de Flores.
Los
arqueólogos descubrieron que desde el año 292 D.C hasta el 792 D.C reinaron en
Tikal 29 soberanos, fueron los últimos tres quienes engrandecieron enormemente
la ciudad. Los templos más grandes
fueron construidos en ese período (siglos VII y VIII). Tikal está formada por
más de 10,000 estructuras, muchas de ellas sobrepuestas una sobre otra, en un
área de 16 kms cuadrados. Plazas, templos, pirámides, palacios, baños de vapor,
juegos de pelota, habitaciones, reservorios de agua, todavía pueden ser vistos.
A pesar de los más de 1000 años de abandono, Tikal es un sitio monumental y fue
declarado patrimonio de la humanidad por UNESCO. Tikal fue descubierta en 1898 y los trabajos arqueológicos comenzaron
unos 60 años después hasta nuestros días. Tikal fue el más grande centro
político, comercial y religioso del área, haciendo alianzas o librando guerras
contra sus vecinos. Pero Tikal no sólo es arqueología, sino que también es
flora y fauna con especies como: monos aulladores, tucanes, coatíes, monos
araña, pericos, zorros, etc. Este tesoro natural tiene un valor
incalculable, localizado en el norte de Guatemala. Su territorio extenso es considerado
como los pulmones vivos de toda la región debido a su exuberante vegetación.
Tikal, significa “el lugar de las voces”, y es una de las ciudades mayas más
grandes y magnificas aún existentes. Se estima que vivían allí unos 10.000 habitantes antes de ser abandonada
en el siglo IX de forma misteriosa. Tikal fue el escenario de la base rebelde en
Star Wars: A New Hope ;)
Los invisibles monos aulladores de
las ruinas, le dan un contexto único y me hacían sentir un poco Indy Jones, ya que no todo está del todo
explorado en esa zona, porque Guatemala no cuenta con los fondos de exploración
que disponen países como México o Perú. Aunque sea largo el trayecto para
llegar a las ruinas de Tikal y que las rutas no estén muy asfaltadas, la
presencia del aullido de los monos, que las ruinas se levanten entre la jungla,
que uno las pueda recorrer y subir, justifican la presencia en ese país.
En Flores decidí quedarme un día
para descansar. Paré en un hostel sobre la calle Playa Sur, recorrí lo que pude
de ese pueblo, hablé de futbol y política con el dueño del hostel y tomamos
cerveza Gallo hasta la madrugada; cuando me fui a tomar un bus que me lleve
desde Flores hasta San Salvador. Se acercaba el principio del fin de mi estadía
en Guatemala, un país que ayuda a comenzar a comprender al resto de
Centroamérica.
Guatemala (cuyo nombre proviene del nahuatl: Quauhtlemallan, y significa “lugar
de muchos árboles”), está ubicado en el extremo noroccidental de Centroamérica.
Guatemala cuenta con una gran variedad climática, producto de su relieve
montañoso que va desde el nivel del mar hasta los 4.220 metros . El país
posee una superficie de 108.889 kms cuadrados. Su capital es la Ciudad de Guatemala, llamada informalmente Guatemala City, y oficialmente anunciada
como Nueva Guatemala de la Asunción.
Su población indígena compone el 51% de la población del país. El idioma
oficial es el español. Asimismo cuenta con 23 idiomas mayas,
los idiomas xinca y garifunas; este último hablado por la población
afrodescendiente en el departamento caribeño de Izabal. En el
siglo XXI Guatemala ha sido gobernada por gobiernos democráticos
ininterrumpidos desde sus inicios, se ha mantenido la paz y las condiciones
económicas han mejorado sustancialmente, aunque los mayas y las demás etnias
originarias de la región siguen siendo discriminadas económica y culturalmente,
y continúan sin tener una educación propia (sólo tienen derecho a recibir una
asignatura en sus propios idiomas, cosa que no siempre se cumple porque el
estado no pone los medios suficientes, y el resto lo aprenden en español).
De Guatemala me quedan los lindos
recuerdos de las ciudades mencionadas, los ingratos recuerdos de Guatemala City
(por donde hay que pasar cada vez que uno quiere moverse de una ciudad a otra
en el país, y la cual es una ciudad muy insegura), Tikal, su asociación a
México, su voceo, la cerveza Gallo y la palabra Cabal!, que es sinónimo de “la
neta” en México, o “posta” en Argentina. De paso, volvería a Guatemala.
El 7 de febrero entré en El
Salvador, cruzando la frontera en un micro desde Flores, con destino final la
ciudad de San Salvador.
La República de El
Salvador tiene la actual población de 6.251.600 habitantes. Debido a su extensión territorial (21.041 Kms cuadrados) tiene la densidad poblacional más alta de
América continental. Una guerra civil de 12 años, cuyo costo humano
llegó aproximadamente a 75.000 vidas, finalizó el 16 de enero de 1992, cuando el gobierno y la guerrilla firmaron los Acuerdos de Paz que dieron lugar
a reformas militares, sociales y políticas. El turismo
constituye uno de los mayores recursos para el desarrollo económico de El Salvador. A los excelentes atractivos naturales que posee el país, un clima tropical
benigno, se une un importante patrimonio arqueológico y ecológico, con
vestigios coloniales y precolombinos, además de reservas nacionales. Una
cualidad del territorio es que la extensión es bastante pequeña. A El Salvador
se le conoce como "el país de los
40 minutos", debido a que desde la capital se accede en ese tiempo
a distintos lugares turísticos: playas a lo largo del sur del territorio,
montañas ubicadas al occidente norte y a los pueblos del interior. A nivel
turístico, se pueden seguir las recomendadas rutas del café, rutas de las
ruinas, rutas del surf, rutas coloniales y volcánicas, y muchas más. Yo
personalmente recomiendo la ruta de paso.
San Salvador es la capital de la República de El Salvador. Es la mayor
ciudad del país desde el punto de vista económico, y es el asiento de las
principales industrias y empresas de servicios de El Salvador. La zona
Metropolitana es una de las áreas con mayor índice de delincuencia en el país. Algunos
de los problemas citadinos son la presencia de las Maras, el desorden en el centro histórico, la sobrepoblación de vendedores ambulantes,
el crecimiento de la población nacional, lamentablemente contribuyen al desorden
de esa capital.
En San Salvador, como es y se siente
una ciudad bastante insegura, me quedé en el Hotel Puerto Bus, que estaba arriba
de la media de lo que venía pagando (desde México a Guate, pagué por noche en
distintos hostels desde 6 U$ a 10 U$, en ese año). En la capital de El
Salvador, me fui a una habitación de 30 U$ en un hotel bastante lindo, con
muchas comodidades y en un área relativamente segura. Era raro estar más de una
semana sin un buen baño y sin mirar televisión. Honestamente, no tenía idea de
qué estaba pasando en el mundo, mientras cruzaba estos países.
Llegaba a un lugar, lo caminaba, lo
fotografiaba, lo anotaba, mi sentido araña me decía que ya era suficiente y me
iba (a veces se disparaba a los dos días, a veces a los dos minutos; el sentido
araña de supervivencia es así ;)
La táctica de desembarco es siempre
la misma: me informo, viajo, llego, estudio, planeo, me muevo, tomo testimonio,
si es tranquilo me quedo y descanso, si es pesado sigo camino. Como bucear
haciendo apnea.
Imaginen lo pesado de San Salvador
que en cada pasillo del hotel donde estaba, había un guardia armado con un
Magnum 357. El cambio de clima civil y social de Guatemala City a San Salvador,
pasa de lo simplemente inseguro a lo heavy. En San Salvador, no es atípico que
haya autoadhesivos en los locales, y shoppings, donde dice que no se puede
ingresar con armas de fuego. Hay personal policial, de fuerzas armadas y de
seguridad privada, directamente portando ametralladoras de alto calibre, y si
alguien grita (aunque sean niños), por reflejo, los que van armados, sacan el seguro
del arma o la pistola de la cartuchera (lo ví en varias ocasiones). El Salvador
es un coctel molotov de una historia de guerrillas, guerra civil, pobreza, una
política endeble de control de armas y desempleo. San Salvador tiene la extraña
combinación de un sistema dolarizado, analfabetismo, alabanza al sistema
estadounidense y puestos fijos de seguridad en la ciudad con armas antitanque.
En mi estadía en San Salvador, me
moví de a pie (jugado) y con taxis, por los circuitos más seguros. Comí Pizza
Hut en un shopping y me fui a ver al cine la muy buena película salvadoreña
Voces Inocentes, que describe el uso de niños en la guerrilla de ese país.
Al día siguiente de mi llegada, me
fui hacia las playas de La Libertad, donde decidí descansar por dos días. Como
no eran ciudades muy seguras (en la mayoría de los espacios públicos, la
seguridad la ofrecían militares con ametralladoras, así que imagínense el nivel
de densidad criminal), decidí quedarme en un hotel más caro que en los que
había estado, y para moverme lo hacía en taxi, ya que sentía que tenía un moño
en la cabeza cuando me iba de turista por ahí.
Las playas que pude frecuentar en El
Salvador son olvidables, y es un país donde la pobreza está muy presente; lo
cual puede amedrentar a muchos a seguir explorando dicho territorio. Las playas
de La Libertad son angostas, tienen adoquines en vez de arena, tienen demasiada
gente pobre que se alimenta de la basura que hay en la playa, o de los peces
que aparecen muertos, tiene un puerto demasiado cercano y demasiado oloroso
para atraer a turistas. Libertad es la que se disfruta cuando uno se aleja de
esas playas…
Es muy particular que haya tanta
gente con machetes por las calles. Si bien muchos trabajan en los campos, no
todos trabajan en los campos, y es común que te roben a machetazo puro. Conozco
a muchos y he visto los tajos en las mochilas y en los brazos.
Respeto la historia y la lucha del
sufrido pueblo salvadoreño, pero lamento su falta de posibilidades, de todo
tipo. Alejarse de lo propio nos da perspectiva de lo nuestro y nos hermana con
lo ajeno.
Desde La Libertad me fui hasta Santa
Ana, con el objetivo de encontrar algo que realmente me guste en esa región.
Cuando llegué a Santa Ana, festejé mi cumpleaños solo, comiendo unas pupusas
(tortillas de carne hervida, con queso y frijol) y Coca Cola en mi habitación.
Debo reconocer que sin el apoyo telefónico de mi vieja y Jess, hubiese sido
difícil seguir con la misión de completar Centroamérica.
En mi primer día en Santa Ana,
almorcé lo descripto y me fui a organizar mi tour al Volcán Santa Ana.
Santa Ana es la ciudad principal de la zona
occidental del país, ubicada a 65 kms de la capital estatal, San Salvador. Durante la época dorada del café, a principios del siglo XX, fue la ciudad más rica del país. Para el siglo XX, y en la década de los ochenta, Santa Ana se vio afectada por la Guerra Civil de El Salvador. El territorio
es susceptible a movimientos sísmicos al estar comprendido dentro del Cinturón de Fuego del Pacífico y cercano al área de subducción entre la placas tectónicas de Cocos y del Caribe. En el área se ubican tres volcanes:
el Cerro Verde, el volcán de Santa Ana o Ilamatepec y el Lago de Coatepeque. El
Volcán Santa Ana es el único volcán activo del que se conocen erupciones
sucedidas en períodos históricos y por lo tanto sus alrededores son
considerados de una peligrosidad alta ante su erupción. La ciudad
se encuentra lo suficientemente alejada del volcán y podría verse afectada
únicamente por la actividad sísmica generada por el volcán. El volcán de Santa Ana tiene una altura
de 2.381 msnm y es el más alto de este país. Sus últimas erupciones ocurrieron en 1920 y en el año que lo
visité. El sábado 1 de octubre a las 8:00 hs, hora local, hubo una explosión en
la que el volcán expulsó por los cielos ceniza y rocas. Asimismo, un alud de
agua caliente comenzó a descender del cráter matando al menos dos personas y
forzando la evacuación de la zona de San Blas. Y pensar que unos meses antes de la explosión se lo notaba inerte…
En ocasiones me cuestionaba qué
hacía en lugares poco atractivos, o inseguros, en vez de estar panza arriba en
algunas playas de Costa Rica o Brasil. Pero tengo un núcleo central que es ser
Periodista, y siento la impronta de mandarme en lugares donde muchos no pueden
estar, para luego contar, desde mi óptica, cómo es dicho espacio. El Salvador
es un país que intenta ser turístico, como México y Guatemala, pero que está a
una larga distancia en lo que a infraestructura, servicios, orden y seguridad
concierne. En general, es una rara amalgama: pobre, dolarizado, americanizado,
inseguro y sin mucha esperanza.
Después de Santa Ana, me tomé un bus
y crucé la frontera para ingresar en Honduras. Para moverse por ciertos países
de Centroamérica, es inevitable pasar varias veces por sus capitales. Así que
para cruzar la frontera con Honduras, tuve que volver a San Salvador y tomar un
bus hacia la ciudad de Copán en el país vecino. El viaje y el cruce fronterizo
diurno fueron de seis horas, y lo hice en uno de los micros de la empresa
Heldman-Alos. Algo de paciencia y empezar a leer Stranger in a Strange Land, me ayudaron a matar el tiempo de
espera.
En Honduras, primero me dirigí a un
hotel en la ciudad de Copán, donde dejé mis cosas, llamé a mi viejo para su
cumpleaños (sí, los cumple el 10 de febrero, un día después del mío), y diagramé qué
hacer en esa ciudad, y en el país que acababa de pisar.
En Copán paré en el Hotel Marjenny,
que era barato para todo lo que ofrecía: Una habitación con baño propio,
ventilador y televisión por cable; que me parecía un lujo a esa altura. Más
allá de las ventajas de la modernidad, mi interés en el sitio era por
cuestiones del pasado.
Las ruinas de Copán, están en el
occidente de Honduras, justo a 14 kilómetros de la frontera de Guatemala.
Desde territorio Hondureño, el acceso a Copán Ruinas es desde San Pedro Sula,
por la carretera del Occidente, que comunica a San Pedro Sula con Santa Rosa de
Copán, y la ciudad fronteriza de Ocotepeque. Algunos describen a estas ruinas
como la “Atenas Maya”. A mi la comparación con Atenas me parece un poco mucho,
pero eso no significa que los restos de civilizaciones pasadas del área no sean
apreciables. Existen espacios imponentes como La Gran Plaza, que podrían haber
albergado a un gran número de personas y era escenario de eventos públicos
impresionantes, ya que se estima que podía acoger a unas 20.000 personas a la
vez. En el centro de este teatro abierto, hay siete estelas y once altares, que
forman verdaderos jardines escultóricos. También son destacables los túneles de
Rosa Lila y de los Jaguares, que muestran cómo eran las pirámides por dentro. Copán, era una poderosa ciudad-estado, gobernaba un vasto reino en el sur de la región maya. En 1980 la ciudad de Copán
y sus ruinas, fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por UNESCO.
Honduras, y Copán particularmente,
si bien no tienen la infraestructura ideal para recibir muchos turistas, tienen
al menos una actitud hospitalaria mejor que la salvadoreña. Porque muchos
lugares no tenían demasiadas cosas interesantes para ofrecer, y porque mi
tiempo y dinero se agotaban, tuve que acelerar los tiempos de permanencia en
muchas ciudades. Razón por la cual en Copán sólo permanecí un día y al siguiente
seguí camino hacia La Ceiba.
La Ceiba es la tercera ciudad más importante de Honduras. El clima de La Ceiba está clasificado como clima ecuatorial, ya que se caracteriza por altas temperaturas y lluvias
abundantes. Las playas del mar Caribe en La Ceiba, bordean toda la parte norte
de la ciudad y a pocos minutos se encuentran las playas de Perú y El Porvenir;
así como las de Corozal y Sambo Creek, donde se asientan las poblaciones
garifunas que conservan su lengua y cultura afrocaribeñas. En La Ceiba, uno se
puede mover con mucha facilidad ya que esta cuenta con dos avenidas muy
importantes: San Isidro y 14 de Julio, que conducen de sur a norte, en línea
hacia la costa, es decir de occidente a oriente. La calle principal bordea la
playa, donde se ubican los restaurantes y discotecas.
A pesar de que las distancias en
Centroamérica son cortas (crucé una parte estrecha de El Salvador de punta a
punta en taxi), debido al estado de sus rutas y sus vehículos, cada 24 o 48 hs,
me iba de una ciudad a otra y siempre terminaba viajando entre 6 u 8 horas, lo
cual me empezaba a resultar agotador.
Cuando llegué a La Ceiba, la recorrí
unas horas, almorcé unos hot dogs mientras leía y esperé unas dos horas a que
llegue el ferry que me llevaría a la Isla de Roatan, donde descansé varios
días.
La isla de Roatán
tiene 45 kilómetros
de largo y 8 kms
de ancho. La característica principal de Roatan son sus playas de arena blanca,
bordeadas por cocoteros y sus mares extremadamente cristalinos. El diario New
York Times distinguió a Roatán con el puesto número 30 de los 53 lugares a
visitar en todo el mundo. La ciudad principal de la isla, también llamada Roatán, cuenta con el mayor número de habitantes de la
zona. Entre otros pueblos importantes se destacan: Puerto Francés, West End,
West Bay, Punta Gorda y José Santos Guardiola. Roatán es la isla más grande de las tres que están frente a las costas de
Honduras continental. La ciudad principal de la isla tiene un aeropuerto
internacional, al igual que un puerto que exporta e importa productos desde y hacia Honduras. Coxen Hole era el
antiguo nombre de la ciudad de Roatan, pero aún se la continúa mencionando como
nombre alternativo. En ella es palpable la influencia afro-antillana. Las actividades que son posibles
desarrollar, en dicha isla, incluyen el buceo de clase mundial, snorkeling, kayak, paseos en veleros, pesca deportiva, andar a caballo, trekking, ir de compras y servicios de spa.
Llegué a la isla con lluvia y el
escenario es el clásico de toda isla caribeña cuando le llega una tormenta; muy
de película todo. En Honduras, y mucho más en Roatan, me sorprendió la fuerte presencia
de personas de raza negra. Los descendientes de hispanos hablaban español y los
descendientes de africanos hablaban inglés; aunque ambos se podían manejar en
ambos idiomas.
El día que llegué a Roatan se había
cumplido un mes completo de mochileo México-Centroamericano, y más allá del
cansancio - por el movimiento constante - reconocía como valor positivo personal
que tenía un gran poder de adaptabilidad. En el devenir diario dormía, comía,
visitaba, escribía, me bañaba (cuando podía), leía; y seguía.
Honduras está bendecido con lugares
naturales interesantes, pero que todavía debe evolucionar a nivel turístico.
Los servicios básicos son escasos, y otras cuestiones como ubicar policías,
hospitales, bancos, y otros lugares, pasan a ser parte de una gran búsqueda del
tesoro urbana. Ya acostumbrado a pagar en dólares y recibir el vuelto en
Lempiras, Honduras es una mejora en comparación con El Salvador.
Honduras está ubicado en el extremo norte de Centroamérica.
Su nombre oficial es República de
Honduras y su capital es el Distrito Central, constituido
conjuntamente por las ciudades de Tegucigalpa y Comayaguela. Esta nación está limitada al norte y al este por el mar Caribe, limita al sureste con la República de Nicaragua, al sur con el Golfo de Fonseca y la República de El Salvador, y al oeste con la República de Guatemala. La población de Honduras supera los ocho millones de
habitantes y es un país multiétnico, que consta de cuatro grandes familias
étnicas: los ladinos o mestizos que son la mayoría, los pueblos indígenas (lencas,
misquitos, tolupanes, chortis, pech, tawahkas), garífunas y criollos de habla
Inglesa. El 40% del
país es selva tropical pero también tiene playas extraordinarias de arena
blanca en el lado caribeño, y de arena negra en la costa del Pacífico. Honduras
es el único país de América Central que no tiene volcanes. Aunque Honduras es
un país pequeño, este posee cuatro
aeropuertos internacionales: uno en la principal capital de la nación,
Tegucigalpa; otro en la capital industrial y centro turístico de San Pedro
Sula, el tercero en la capital del ecoturismo, La Ceiba y el cuarto en Roatán.
A finales del 2009, Honduras superó una crisis
gubernamental, a raíz de un golpe de estado, y celebró sus elecciones de formal
normal. Al final de éstas, resultó ganador Porfirio Lobo, un empresario agrícola que articula un discurso centrista, dentro del partido
el Nacional. Lobo recibió un país resquebrajado, en lo político, social y
económico, y sometido además a la observación democrática de la comunidad
internacional. Según el reporte del año 2011, el índice de desarrollo humano de Honduras es
de 0,625, lo que ubica a este país en el puesto 121 a nivel mundial
(desarrollo humano medio).
Me resultaba interesante que la
mitad de los canales de televisión, que llegaban a Roatan, estaban en inglés, y
en mi primer día lluvioso en dicha isla, me la pasé durmiendo, estudiando mapas
y disfrutando de la televisión por cable. De la ciudad de Roatan me fui a Caye
View, donde todo está un poco más preparado para el turismo, es un poco más
caro que los otros lugares donde paré, los negocios dan a la playa y se
mantienen abiertos hasta las 7 pm.
En el final del día siguiente llegué
al área de West End para conocer también el sitio de West Bay. Ambos lugares
estaban plagados de turistas de más de 50 años que iban a buscar jóvenes con
quien compartir unos tragos; o iban para bucear. Como West End y West Bay eran
tan de gringos, me alimenté de comida chatarra mientras estuve en esos lares.
West End es muy lindo y es un lugar que más allá de los gringos y el turismo Senior Citinzeril, está bueno para ir en
pareja, a bucear, o simplemente a disfrutar de la playa y de los restaurants
sobre la arena.

La mano de obra representa el 95 % de la población en la isla, y en su mayoría viven en La Colonia (en Sandy Bay) o en Coxen Hole/Roatan City, aunque también los hay en French Harbor.
West End me cargó pilas y me dio la
energía para seguir camino rumbo hasta Tegucigalpa. Para llegar a ese destino,
tuve que volver a pasar por Roatan y La Ceiba, y recién ahí llegué a
Tegucigalpa. En retrospectiva, creo que no disfruté de Roatan del todo por el
agotamiento que venía arrastrando y la incertidumbre de saber cuándo y con
cuánto dinero iba a llegar a Panamá, ciudad de la que me tenía que tomar un
avión de regreso a Buenos Aires con una fecha ya estipulada. Con lo cual pasé
por esas geniales playas con el cansancio a cuestas de más de un mes de
mochileo, y la cuenta regresiva de los días y los dólares de mi adelgazante
billetera.
Las distancias largas las hacía en
micros de larga distancia, como casi todos los del continente, pero en
Centroamérica, en vez de moverme en buses gallineros – como lo hice en Bolivia,
Perú, México y hasta en Guatemala – en Honduras compartí muchos taxis, y como
con todo, con el tiempo se hace costumbre y deja de parecer raro.
Una vez que llegué a Tegucigalpa, en
el lobby del Hotel Grenada, me hice amigo de una pareja de mochileros ingleses
y decidimos alquilar una habitación para tres, con el objetivo de ahorrar
dinero y movernos en grupo para tener una mayor seguridad. Mick (peluquero del
sur de Londres) había estado por todo el Sudoeste de Asia, y como yo había
estado por gran parte de Centro y Sudamérica. Ambos decidimos que la fuerza en
número iba a ser beneficiosa para todos. Sobretodo para Beth, la novia de Mick,
que era más buena que Lassie, y era su primera incursión en este continente.
Como estábamos los tres cortos de tiempo, y de dinero, decidimos atravesar rápidamente
Costa Rica para llegar juntos a Managua, en Nicaragua, y ver si explorábamos
algunas playas juntos, ya que ambos británicos surfeaban.
Los tres decidimos seguir juntos
hasta el final de Centroamérica, aún nos faltaban tres países continentales; porque
éramos exploradores de los desconocido, y la fuerza en grupo la íbamos a
necesitar…
CONTINUARÁ
(Dedicado a la memoria de Damiana
Camblor por su incondicional apoyo)
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